6 de marzo de 2008

GÓMEZ, MÁXIMO


(1836-19059). Baní - Santo Domingo - Cuba). Militar. Sus padres Andrés Gómez y Guerrero y Clemencia Báez Pérez, disfrutaron de una posición económica desahogada. Fue educado en su casa, sin asistir a la escuela o colegio alguno. El cura de Baní, Andrés Rosón, su padrino y maestro, quiso educarlo con el fin de que siguiera la carrera eclesiástica. Vivió su niñez y parte de su juventud contemplando a la patria bajo el yugo haitiano. Proclamada la República Dominicana 1844, sobrevino una etapa de guerras periódicas con Haití, cuyos ejércitos luchaban por subyugar de nuevo al país. En 1856, el emperador haitiano Soulouque invadió con unos 30,000 hombres a Santo Domingo. Santana, general del ejercito libertador, llamó al reclutamiento a todos los que estuvieran decididos defender la independencia. Gómez respondió a este llamado alistándose como soldado. Su primera participación en combate fue el 22 de Diciembre de 1856, en la batalla de Santomé, donde los haitianos. Sufrieron una derrota tan sangrienta como definitiva. Gómez figuraba como alférez en la caballería de Baní, formada por jinetes de lanza y machetes de cabo. Su participación en la guerra independentista dominicana pasó inadvertida. Pero en ella se templó su carácter guerrero, que mas tarde ayudaría a Cuba a ganar su independencia. En 1861 se firmó la anexión de la República Dominicana a España. Máximo Gómez, oficial a las órdenes de Santana aceptó el hecho al igual que muchos soldados dominicanos como algo natural. En 1863 comenzó la guerra Restauradora. Máximo Gómez vestía el uniforme de capitán de caballería del ejército español y prestaba servicio en las proximidades de Baní. El general, Pedro Florentino, convertido en caudillo de las fuerzas revolucionarias del sur, entró en Baní a sangre y fuego incendiando y fusilando sin contemplación a los notables. Esta labor devastadora fue detenida por Máximo Gómez quien era ya capitán y, que al ver el incendio, acudió en ayuda de su madre y sus hermanas. Máximo Gómez al mando de sus soldados y vecinos, dispersó a tiros y a machetazos a las tropas de Florentino. Esta acción le mereció el ascenso a comandante y también le ganó la malquerencia de los revoluciona¬rios dominicanos. Tuvo a su cargo, bajo el gobierno Español, la administración comunal de San José de Ocoa.

Restaurada la República Dominicana, como fuera oficial del ejército Español tuvo que emigra con su familia en 1865 a Santiago de Cuba

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