6 de febrero de 2008

BIOGRAFIAS PATRIAS




INTRODUCCIÓN

Desde la fundación de la República Dominicana (véase 27 de febrero de 1844), hasta la batalla final de la Guerra Revolucionaria contra La Anexión a España (1863), los habitantes del Santo Domingo español llenaron de valentía y heroísmo los relatos de aquellos perplejos, criollos, habitantes de su época. Para el pueblo dominicano la espera por la libertad ha sido de más de quinientos años. En los años de las revoluciones y las divisiones políticas surgieron entidades nacionales colonialistas. Al principio, cuando los indios comenzaron a morir por millares se resolvió el problema con la importación de esclavos negros desde sus posiciones africanas. Se sustituía el trabajo indígena por la explotación y de ese sufrimiento de siempre surgieron figuras singularmente memorables. El objetivo de la liberación de la madrastra postiza (España) sería compartido no por una causa popular al principio, sino, principalmente por la visión inaprensible de un puñado de terratenientes. A la población analfabeta, a la masa del pueblo, agobiada por la pobreza y apatía, poco le importaba el que fueran libres o esclavos de España. Nuestros dirigentes criollos a menudo luchaban entre ellos, y libraban guerras civiles acerca de la clase de gobierno que se establecería, al mismo tiempo, que, tenia lugar la guerra contra las fuerzas mestizas españolas. Nunca fue diferente. Incluso la esclavitud, luego de la independencia fue incesante en las primeras constituciones. Los esclavos liberados combatieron al lado de sus antiguos amos en contra de la propia separación. Las revoluciones dominicanas se convirtieron en guerras de reformas sociales en que, los terratenientes explotaron a las clases inferiores. Esto, no disminuye el coraje por cuyas vidas hoy, son honrados, estos y otros visionarios que han sido omitidos por limitaciones de espacio.
En esta obra se citan nombres procedentes de diferentes campos de la actividad humana que han influido en la evolución de la sociedad dominicana hasta el presente. El propósito esencial consiste en presentar con rigor histórico y amenidad literaria, las vidas y relevancia de personajes poco conocidos dentro de un marco estrecho para objetivo de esa edición. Del mismo modo se ha prestado especial atención al debate académico como un intento de ofrecer una perspectiva real del pasado.
No hemos evitado, en modo alguno, el rechazo lógico del señalamiento por tal atrevimiento. Muy por el contrario, nos fortalece la información actualizada en referencia a esta contribución que en muchos casos, según criterios monotemáticos, acabados y grupales carece de una posibilidad relevante. Poco importa. A fin de cuentas, siempre, como es natural, aquí y en otras fronteras puede encontrarse alguna inexactitud en cierto detalle, o una omisión que haga menos claro el texto; se trata, sin embargo, de circunstancias menores que, cierta¬mente, no disminuyen el valor que tiene el libro. No son muchos los que han compilado y escrito sobre la vida de los próceres de esta tierra con un criterio uniforme así como una visión de conjunto. Ello, en lugar de inspirarnos, nos abruma. El autor, al realizar una tarea muchas veces ingrata, procuró jamás traicionar el juicio de la historia, con respeto continuo a su manera de pensar. En unos casos creyó conveniente consignar alguna fuente bibliográfica auténtica. Diremos, por último, que nos complace ofrecer al lector la presente obra, en el convencimiento, una vez mas, de que se realiza una contribución de gran referencia en el panorama editorial, y confiamos en que, la obra resulte útil para todos aquellos que buscan un acceso fácil a una información critica acerca de personajes en cuyos ideales se conserva el valor por el progreso humano, en una civilización predominante negra y dirigida por una minoría de blancos propietarios de la distribución del pensamiento y los valores del resto de sus similares, tal como ocurrió en 1605, 1844, 1863, 1930, 1961 y 1965 hasta nuestros días en pleno siglo XXI.

Juan Carlos Espinal.
20 de octubre
de 1961


“Dominicanos de todas las razas, de todas las clases sociales, de todas las categorías oficiales o no, hagamos un alto. Yo he venido aquí para pedirles esto y para servir en esto. Yo estoy dispuesto a hacer cuanto deba hacer, arrodillarme ante quien deba arrodillarme, para que podamos sacar de mi humillación, si es necesaria, y de la suposición de ustedes, que es imprescindible, una fórmula de convivencia democrática".

Juan Bosch.



Eres tú el mismo de la piedra y la honda

Por Salvatore Quasimodo

Eres tú el mismo
el mismo de la piedra y de la honda,
hombre de mi tiempo. Estabas en tu escondite,
yo te he visto,
con tus alas malignas, meridianos de muerte,
y en el carro de fuego, en patíbulo,
y en la rueda maldita que tortura.

Yo te he visto. ¡Eras tú!
Con tus ciencias exactas hambrientas de extermino,
sin amor y... sin Cristo.
Has seguido matando como siempre;
como hicieron tus padres,
como mataron aquellos primeros animales que encontraste.
Esa sangre está clamando al cielo
como la de aquel día,
cuando un hermano dijo al otro hermano:
vámonos de paseo. Y ese eco frío,
cortante ha llegado hasta ti, metiéndose en tu vida.
No penséis más, pequeños, en las nubes de sangre.
Alzaos sobre la tierra, ignorad a esos padres:
que las tumbas se encuentran hundidas ya en el polvo
y hay pajarracos negros a su lado,
y un viento loco cubre su corazón.


2 comentarios:

Edward L.P. Ventura dijo...

J. Bosh me hace notar su dolor en pleno juicio del desespero por alcanzar una liberación dominicana,siéndo a la vez una descripción lastimosa de la masa pobre pobre de poder generalizado.El desea que esta población despierte del humillánte trato gubernamental que ha sido el causante de la derrota del bienestar y progreso de una nación que puede desarrolarse con valor,fuerza y unión.

Edward L.P. Ventura dijo...

Investigué sobre Salvatore Quasimodo y leí,analizé ciertos estratos de sus obras.Son llantos de llamados a la humanidad,por la debilidad que poseen en despojarse del temor a seguír esa vida simple y vacía.
Me gustó bastante y continuaré buscándo.